Me gusta ir al jardín. Lloro un poquito cuando mamá se va, pero me olvido que no está hasta que vuelve a buscarme. Mi seño Cintia me cuida y me alza cuando le pido, pero casi siempre estoy jugando. Ayer hicimos maracas, o eso me dijo mamá cuando vio la mía, que en realidad la había hecho la seño. Y antes de ayer vino el profe de música, y yo toqué todos los instrumentos que nos mostró y bailé todo el rato.
Hoy tuve mi primera clase de natación. Me llevaron mamá y la Coqui, y me cambiaron: con mi malla naranja con el moñito y una gorrita blanca, que no atiné a sacarme. Después se fueron y me quedé con la seño, que nos llevó a todos a la pileta. Me sentó en la grada más baja, y me quedé ahí porque en el jardín me porto muy bien. Papá se pregunta por qué no hago caso en casa, pero en el jardín sí. Es muy grande para entender.
Había dos maestras en el agua, y cuando me tocó a mí no lloré ni nada: ¡a mí me gusta el agua! Estaba tibia y linda, y me hicieron jugar mucho. Yo no sabía, pero mamá y la Coqui me estaban mirando atrás del cristal y dicen que la seño me mostró cómo meter la cabeza abajo del agua, pero que yo no le hice caso. Yo no sé, pero otro día voy a hacer burbujitas abajo del agua como ella.
Ahora tengo muchas ganas de que llegue el próximo viernes.
viernes, abril 16, 2004
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