Ojitos de chocolate.
Ojitos color de miel.
Ojitos negro azabache.
No importa de qué color
sean tus ojos, mi niño.
Lo que quiero es que estén llenos
de vida y de mucho brillo.
Ojitos de travesura,
de risa, de picardía.
No quiero ojitos llorando,
sólo ojitos de alegría.
Me lo dijo mi seño Cintia hoy y así, con mucha alegría, es que espero que disfruten todos de su día. Sí, todos, sean niños viejitos o niños jovencitos.
El domingo celebramos todos.
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